Saturday, September 15, 2007

Telépolis

Me escondo tras una coraza, tras una escafandra
tras un escudo invisible e invencible.
Soy un ser de humo, de cristal, tan sencillo como todos y tan único como nadie.
Me muevo rápido, a una velocidad tal que voy dejando anales atrás
los tiempos incomprensibles en los que vives.

Hay quien dice que una nueva polis nos robará la capacidad de dejar el sudor en unas líneas vacías
en unos párrafos que vomitan lo más profundo de aquel personaje
lo más íntimo de un ser enorme que nunca existió
las espectaculares aventuras de aquel Hidalgo que ya hizo de las suyas
pero que, como las vestimentas horribles y efímeras, regresan triunfantes.

Sobrevivir en un mundo irreal es un gran logro
pero lo es más, aun, nacer sin darse cuenta de lo sucedido
de todo lo que se ha transformado.
El gran monstruo de mil cabezas nos acecha
no nos dejará dormir hasta consumirnos, hasta fundirnos y perdernos entre sus escamas.

Las criaturas pensantes no se quemarán con el sol,
no sentirán la suave caricia de la brisa,
sólo la frialdad de un comando de entrada y otro de salida.
Todo será falso.
El amor entrará por la mirada y se quedará ahí.
Los pájaros cantarán desesperados por salir de un pequeño espacio que estará en todo el mundo y en ningún lado.
Una inmensa carretera cumplirá los deseos más inverosímiles, destruirá distancias, nos pondrá frente a frente con cosas que no conoceremos jamás. Podremos tocar, oler, besar, sentir, mas no poseer.

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